.
Con el debut de los últimos equipos en empezar la liga, ha comenzado ya la trigésimo tercera temporada del Lupus. Se dice pronto, pero se tarda mucho más en conseguirlo. Muchos años de trabajo y de esfuerzo que se ven recompensados al ver de nuevo, como cada septiembre, cientos de chicos y chicas ansiosos por empezar a entrenar. Treinta y tres septiembres.
Dejando a un lado las definiciones matemáticas, las características que le atribuye la numerología, las connotaciones religiosas y las supuestas relaciones con acontecimientos históricos y misterios que podemos encontrar con una simple búsqueda en internet, en el mundo baloncestístico el 33 es un número icónico, inmediatamente identificable para los amantes de este deporte con alguna de las auténticas leyendas de la canasta.
Son varios los grandes jugadores de la NBA que han lucido este dorsal en su camiseta. El mítico ganador de seis anillos Kareem Abdul Jabbar, el máximo anotador y reboteador de la historia de los Knicks y doble campeón olímpico, el gran Pat Ewing, o el celebérrimo “escudero” de Jordan, Scottie Pippen, destacan entre otros fantásticos jugadores que también eligieron este número.
Sin embargo, por encima de todos ellos, y quede claro que esto es una opinión personal de quien escribe, sobresale, majestuoso, el irrepetible Larry Bird. Un jugador casi perfecto, con una inteligencia baloncestística inigualable, dotado de un espíritu competitivo y de entrega fuera de lo normal, y unas manos prodigiosas (ambas, derecha e izquierda), que dejó grabada en la memoria de quienes le vimos jugar la unión sempiterna del número 33 y su imponente figura.
Sirva, pues, para celebrar el inicio de la temporada 33, y valga esto como excusa para regocijarnos con pequeñas obras maestras del baloncesto, el vídeo recopilatorio de algunas de las mejores (por acertadas, por intensas, por brillantes, por insólitas, por increíbles, por inesperadas…) jugadas de Larry Bird.
Por favor, no olvidéis enseñárselas a vuestros hijos si no conocen a este genio.
Disfrutad de la temporada.
Rafael Calvo
|